El agitador de masas

... no había día que no hubiese estado metido en un fregao.
Muchos le habían mirado receloso desde que llegó al barrio. Cambiar los hábitos de la gente le iba a costar, pero sabía que con empeño, tesón y sobre todo mucho trabajo lo conseguiría. La afiliación al sindicato le ayudó a establecerse dentro del gremio y así verse nominado como un auténtico agitador de masas. Después llegaron las grandes superficies, las tiendas de los chinos, la competencia desleal.... Luchó todo lo que pudo y aún más.
Se levantaba a las 5 de la mañana para así preparar el trabajo del día siguiente. Tanto esfuerzo se vio recompensado. Comenzó a coger nombre en el nuevo barrio.
Los días de fiesta nacional, concretamente los días siguientes al final de año eran los más frenéticos. Apenas conciliaba el sueño, y menos su vida familiar, pero su ánimo por sacar todo lo que se cocía a su alrededor le podía.
Cierto día en el colegio público, como no era de otra forma, más que nada por necesidades económicas, a una de sus hijas le preguntaron cuál era la profesión de su padre. La niña risueña le contestó orgullosa que su padre era agitador de masas.
Se produjo un silencio en la clase, al mismo tiempo que la profesora abrió los ojos y se sintió representada en los muchos conflictos en los cuales el colegio se vio involucrado en los años pasados. Pensó que el Consejo Escolar del colegio necesitaba un líder, una mente activa, algo nuevo. La imagen de un padre que se desvivía por unos ideales, algo que ni ella misma había sido capaz de hacer y casi ni practicar con el ejemplo.
No aguantando más la curiosidad, le preguntó a la niña con un aire casi reivindicativo:
_Entonces, ¿ tu padre es un sindicalista en lucha?
A lo que la niña responde:
_No, mi padre es panadero.


¡Juas!

Dedicado a las profes luchadoras que leen este blog.

NUNCA MAIS